Locos de verano
es una obra teatral escrita por el
dramaturno argentino Gregorio de Laferrère(Buenos Aires, 8 de marzo de 1867 - íbid, 30 de
noviembre de 1913) que fue estrenada el 6 de mayo de 1905 en el
Teatro Argentino, por la compañía de Jerónimo Podestá.
Posteriormente, el 5 de abril de 1906 con esta obra se inauguró el
Teatro Nacional, con un reparto casi idéntico al del estreno,
reemplazando Orfilia Rico a Lina Esteves y Francisco Ducasse a
Enrique Arellano. Desde entonces ha sido representada por diversos
elencos en numerosas oportunidades en el teatro y la televisión y en
1942 se filmó una película con el mismo nombre.
El primer acto transcurre
en el salón de una casa de familia de buena posición económica. Se
van presentando los personajes principales, las relaciones que
mantienen entre sí y los conflictos latentes. Don Ramón es el viudo
padre de Sofía, Elena, Enrique, Tito y Arturo y sólo le interesa la
política. Pepe, casado con Sofía, dedica sus esfuerzos a escribir
obras de teatro que son muy aplaudidas por su grupo de amigos pero
se representan sin éxito. Sofía y Elena se desvelan por las noticias
y los hábitos de la "buena" sociedad y por la opinión que de ellas
tienen los demás. Sofía dedica a coleccionar tarjetas postales y
autógrafos. Además, sin que su esposo lo sepa, recibe todos los días
una postal de un admirador que firma Raúl, a quien supone poeta.
Arturo, hermano de las anteriores, su afición es concurrir al club
de "gente distinguida" hasta altas horas de la noche para escuchar
chismes y jugar. Está muy endeudado como consecuencia de su afición
al juego pero se preocupa por mantener las apariencias y espera
casarse con su novia que tiene fortuna, está siendo acosado por
acreedores que van a la casa a buscarlo. Pepe es muy crítico con su
forma de vida. Tito tampoco trabaja y sólo vive para la fotografía y
su fonógrafo Enrique aparece distinto a sus hermanos. Acaba de
llegar de un viaje de dos años a Norteamérica y observa con
preocupación la forma de vida de su familia. También vive en la casa
Don Severo cuya madre era prima tercera de la madre de Sofía. Hace
mandados y se queda con parte del dinero que recibe para ellos, que
gasta en la lotería a la que es aficionado. Leopoldo es un amigo de
Pepe a quien cubre de elogios por sus obras. Federico, periodista
sin fortuna pero de buen apellido, muy preocupado también por el
prestigio social y las apariencias. Cuenta que hará la crónica
negativa de una nueva teatro sin concurrir a verla. Está de novio
con Elena Josefina, la hija adolescente de Pepe y Sofía La
servidumbre está compuesta por Juancito, el secretario de Pepe,
Antonio, un sirviente aficionado al juego de caballos interesado en
la mucama Ángela, pero ésta prefiere a Juancito quien no la
corresponde. Mariana, otra mucama, está interesada en Antonio. Es
evidente que la familia, salvo Enrique, tiene un trato despreciativo
hacia la servidumbre y hacia los pobres en general.
Se va sabiendo que Pepe y
su esposa vendieron su antigua casa y ahora viven en una alquilada.
Carolina es una viuda que estuvo casada con un hermano de Don Ramón
está tullida y sin recursos económicos. Su esposo había perdido su
fortuna jugando a la Bolsa pero para guardar las apariencias había
ido vendiendo sus bienes de modo que recién a su muerte la familia
supo que estaban en la miseria. Vive con su hija Lucía en una casa
muy modesta. Elena, que muestra el desdén hacia ellos que le produce
su situación económica, le da tareas de costura a su prima Lucía,
pero más adelante se sabe que le debe muchos de esos trabajos.
Enrique, por el contrario, se compadece de su situación y en
especial de la casa donde deben vivir y se propone ayudarlas en
forma concreta. Hacia el final del acto llega de visita del
matrimonio de Rosario, hermana de Ramón, y Claudio, que muestran la
misma preocupación de la familia por su posición social.
El segundo acto transcurre
en una sala más modesta que la anterior. Están los mismos muebles
pero en distinta colocación y se nota cierto desorden. Hay un
diálogo entre Ramón y Leopoldo que nos informa que Leopoldo obtendrá
gracias a un amigo que un periódico publique una crónica favorable a
la obra que está por estrenar Pepe y, a su vez, obtiene que Ramón
gestione otra en igual sentido en otra publicación respecto de una
comedia de Leopoldo que quiere representar. Federico también hará
una crónica elogiosa de la obra de Pepe y conocemos que aquella
pieza que Federico criticara sin haberla visto se está representando
con gran éxito.
Llega Elena de la calle
descompuesta porque en un periódico se publicó con su nombre un
retrato que corresponde a otra persona y teme las burlas que ello
provoque entre sus relaciones. Le pide a Enrique que rete a duelo al
director del diario pero aquel se niega. Enrique, que viene de
visitar a la tía Carolina en su nueva casa intercepta un paquete con
morfina que la mucama traía para Elena y luego, cuando ello le
provoque un ataque a Elena sabremos que Ramón conocía de su adicción
pero la consideraba sin importancia. Llega Rosario con su hija
Laura, quien se queda coqueteando con Leopoldo en tanto su madre se
marcha a un conventillo para convencer a un mulato que se case con
la mujer con la que convive. Viene el oficial de justicia a embargar
bienes de Arturo, de quien hace dos días no se tienen noticias.
Llegan dos personas como padrinos del director de un diario a pedir
explicaciones a Enrique sobre una carta injuriosa que llegó al
diario. Enrique reconoce en la carta la letra de Elena y les
responde que no escribió la carta pero los enviados manifiestan que
para solucionar el asunto como caballeros es necesario que designe
padrinos, a lo cual Enrique se niega por lo que se retiran
ofendidos. Se encuentran Lucía y Arturo y éste la besa por sorpresa.
Lo ve Enrique y se produce un incidente que no pasa a mayores por
pedido de Lucía que se marcha. Regresa Rosario, echada a escobazos
del conventillo, y Enrique le muestra su disconformidad con su forma
de hacer caridad. Mariana se envenenó y nadie de la familia la ayuda
hasta que Enrique se entera y lo hace. Sofía enferma de pulmonía.
Conocemos que Juancito es quien escribe las notas bajo el nombre de
Raúl.
El tercer acto transcurre
en un salón algo más modesto que el anterior. Sofía ya no colecciona
postales. Severo trae la noticia de que la esposa de Arturo le ha
pedido el divorcio porque en cuatro meses de matrimonio se ha jugado
la mitad de su fortuna. Juancito no trabaja más en la casa desde que
Pepe descubrió las notas que enviaba a su esposa. Tito comenzó a
trabajar como empleado en la empresa de Enrique y está satisfecho de
su nueva vida pero la empresa tiene dificultades económicas porque
Enrique no recibe apoyo de sus socios argentinos. Enrique ya no vive
con la familia y en su lugar lo hace Lucía después de fallecer
Carolina. La obra de Pepe ha sido un fracaso pero sigue
intentándolo, en tanto que Leopoldo que también ha visto fracasar la
suya, abandonó el arte y trabaja también para Enrique. Llega Claudio
y anuncia que Federico rompe su noviazgo con Elena y se casará con
su hija Laura pero luego ésta cambia de idea y se casará con
Leopoldo. Ángela deja de trabajar en la casa y conocemos que Antonio
la había marcado en la cara con un cuchillo y había ido preso.
Tampoco lo hace Mariana, quien sobrevivió al envenenamiento, se casó
y ahora plancha ropa por su cuenta. Enrique consigue capitales
inglesas que sustituyan los nacionales y salva a su empresa. Arturo
anuncia que se irá a Europa a vivir allá hasta que se le agote e
dinero que lleva. Severo es expulsado de la casa hartos de sus
maniobras para quedarse con dinero. Ramón, que intervino en una
revolución fracasada, es primero detenido y luego liberado pero no
abandonará la política. Lucía y Enrique anuncian que se casan.
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